EEUU y Rusia deben negociar la paz en Ucrania sin Europa, priorizando seguridad y territorios. Trump podría ser clave para frenar el conflicto y su escalada La guerra en Ucrania ha estado involucrando a Estados Unidos directamente en el conflicto de una forma creciente y, a ese paso, una confrontación con Rusia se está convirtiendo en inevitable.
EEUU y Rusia deben negociar la paz en Ucrania sin Europa, priorizando seguridad y territorios. Trump podría ser clave para frenar el conflicto y su escalada
La guerra en Ucrania ha estado involucrando a Estados Unidos directamente en el conflicto de una forma creciente y, a ese paso, una confrontación con Rusia se está convirtiendo en inevitable. El armamento que se le ha estado entregando a Ucrania es cada vez de mayor calidad y precisión. Mientras Ucrania usaba esas armas para su defensa, había una justificación lógica porque Ucrania es la víctima de un ataque injustificado. Pero cuando Joe Biden autorizó que usaran esas armas para atacar territorio ruso, la participación de Estados Unidos pasó al nivel de involucramiento directo.
Estados Unidos está consciente de que Rusia posee la mitad de las armas nucleares del mundo y que con solo apretar un botón provocaría una guerra nuclear de consecuencias apocalípticas y que, absurdamente, esa guerra se sustenta solamente en las ambiciones de Vladimir Putin de rehacer el imperio ruso o de convertirse en un Zar moderno.
Esa escalada necesita detenerse. La única forma real y sensata de hacerlo es negociando directamente el fin de esa guerra.
¿Quiénes deben o pueden participar en esa negociación? En primer lugar, Estados Unidos y Rusia porque son los más interesados en que esa guerra no los lleve a una confrontación mutua. En segundo lugar, está Ucrania que es la agredida y que ha llevado la peor parte en el conflicto. Y, en tercer lugar, Europa porque está obligada a defender a Ucrania por un montón de razones.
Para Ucrania sería muy difícil negociar exitosamente con Rusia porque siempre existiría el argumento de que Rusia no puede confiar en compromisos “verbales” de Ucrania de que no entrará en la OTAN. El único que puede dar esa certeza a Rusia es Estados Unidos. De hecho, el Vicepresidente J.D. Vance lo declaró en Múnich esta semana. Esa concesión, como punto negociador, es útil y válida en este momento o, al menos, mientras Putin mande en Rusia.
La devolución de territorios ocupados sería otra negociación difícil de lograr para los ucranianos. Sin embargo, Estados Unidos sí lo puede conseguir por su historia de no haberse apropiado de un milímetro del territorio de los países que liberó en las guerras mundiales.
Desde este punto de vista, la decisión de iniciar las negociaciones sin la participación de Ucrania luce lógica y más provechosa. Por supuesto que Estados Unidos tiene que mantener a Ucrania al tanto del curso de las negociaciones y obtener su consentimiento para cualquier avance en la solución del conflicto.
La exclusión de Europa en la mesa de negociaciones sí es una decisión correcta. Europa ignoró las advertencias que Donald Trump les hizo durante su anterior presidencia por su dependencia creciente del petróleo y gas ruso. Los europeos también se opusieron al reclamo de Trump de aumentar sus gastos de defensa frente a las amenazas de Rusia. El presidente norteamericano tiene razones sobradas para distanciarse de las posiciones prevalecientes en Europa que han querido presentarlo como un “amigo” de Putin.
Por otra parte, está el hecho real de que los europeos, especialmente los de tendencias de izquierda, detestan a los Estados Unidos. La posible causa de su resentimiento proviene de que los “gringos incultos y come chicle” fueron los que tuvieron que librarlos de sus propios demonios y conflictos políticos en la segunda guerra mundial.
Los europeos perciben al presidente norteamericano como de “extrema derecha” y, en general, la izquierda europea prefiere entenderse y negociar con la extrema izquierda antes que con la derecha. Basta con observar los enormes conflictos internos en la Unión Europea por esa inclinación política para concluir que su presencia en las negociaciones sobre la guerra contra Ucrania no es buena ni positiva.
Por su gran habilidad para manejar los egos de personajes políticos y su pragmatismo negociador, el presidente Donald Trump puede ser la solución de esa guerra absurda y abusiva que tanto daño le ha causado a Ucrania y que tanto dinero le ha costado a Estados Unidos.
Luis Zúñiga.
Expreso político cubano
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