Abril 18 de 1961: Carlos Rodríguez Cabo, Virgilio Campanería Angel, Alberto Tapia Ruano, Filiberto Rodríguez Ravelo, Lázaro Reyes Benítez, Carlos Calvo Martínez, José Rodríguez Borges y Efrén Rodríguez López son fusilados en La Cabaña. En los combates librados por la Brigada 2506 en Bahía Cochinos el control aéreo del régimen cubano por falta de apoyo
Abril 18 de 1961: Carlos Rodríguez Cabo, Virgilio Campanería Angel, Alberto Tapia Ruano, Filiberto Rodríguez Ravelo, Lázaro Reyes Benítez, Carlos Calvo Martínez, José Rodríguez Borges y Efrén Rodríguez López son fusilados en La Cabaña.
En los combates librados por la Brigada 2506 en Bahía Cochinos el control aéreo del régimen cubano por falta de apoyo por el aire a la Brigada continúa ocasionando sensibles bajas junto a la imposibilidad de desarrollar los planes bélicos después del hundimiento del “Houston” (hospital de campaña, armas, parque y el combustible para los aviones) y el “Rio Escondido”(planta de radio y pertrechos). En esos momentos la única asistencia que recibe la Brigada proviene de dos aviones B-26 enviados desde Nicaragua, que por la mañana bombardean convoyes de tropas cubanas en la zona de Horquitas. En Playa Larga las tropas invasoras por falta de municiones, deciden abandonar sus posiciones después del mediodía y se dirigen a Playa Girón. Al acabar el día, el ejército castrista toma control de Playa Larga.
Esa misma noche, Richard M. Bisell se reúne con Kennedy en Washington para discutir las acciones a seguir. Bisell pide a Kennedy que aviones de guerra estadounidenses hagan vuelos de apoyo a la Brigada, ante el riesgo de sufrir un fracaso militar en caso de no auxiliarlos. La posición de Bisell es apoyada por Arleigh Burke, almirante estadounidense a cargo de las operaciones navales de la invasión, quien alega ante Kennedy “nosotros llevamos a esos cubanos, y nosotros tenemos que sacarlos de allí”. El general Lyman Lemnitzer, asesor militar de Kennedy, sugirió que los invasores huyeran hacia el este, a las montañas del Escambray para iniciar la guerra de guerrilla, pero Bisell negó que ello fuera posible al estar ya cercados por tropas cubanas diez veces superiores en número. Finalmente Kennedy, apoyado por el Secretario de Estado Dean Rusk, se niega a enviar apoyo militar alegando la urgencia de mantener «mínima visibilidad» e impedir que se descubra el patrocinio estadounidense a la invasión.
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