Ceremonia Devolución de los Nombres frente a la que fuera sede de la KGB en Moscú.

Ceremonia Devolución de los Nombres frente a la que fuera sede de la KGB en Moscú.

martinoticias.com   octubre 29, 2020   Por María Elena Cruz-Varela Como cada año desde 2006, velas, fotografías, silencio y un dolor antiguo que se renueva cada 29 de octubre toma la plaza en la que se erige el monumento conocido como La Piedra de Solovki, en un Moscú que, aunque no crea en lágrimas, continúa su llanto silencioso

martinoticias.com   octubre 29, 2020   Por María Elena Cruz-Varela

Como cada año desde 2006, velas, fotografías, silencio y un dolor antiguo que se renueva cada 29 de octubre toma la plaza en la que se erige el monumento conocido como La Piedra de Solovki, en un Moscú que, aunque no crea en lágrimas, continúa su llanto silencioso manifiesto en una ceremonia que los moscovitas bautizaron como “Devolución de los Nombres”, con la que el pueblo, obligado a callar durante décadas, rinde homenaje a las incontables víctimas de Josef Vissarionovich, alias Stalin, uno de los más grandes asesinos en serie de la historia moderna.

En el memorial de la Piedra de Solovki, ubicada justo en la Plaza Lubyanka, sede de la dolorosamente célebre KGB, entiéndase policía política del régimen y desde donde, relatan vecinos del lugar durante la era del terror estalinista, se escuchaban durante las frías noches moscovitas los gritos de los torturados y los disparos de las ejecuciones sumarias, miles de ciudadanos dedican doce horas de sus vidas a desgranar, como un largo rosario en contra del olvido, los nombres, edades, oficios, profesiones y fechas de los asesinatos de más de un millón de seres humanos.

Este ritual casi sagrado se repite en otras muchas ciudades de la vasta, hermosa y aún herida extensión de lo que fuera la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética, la antigua URSS, pero es ahí, en Moscú, frente al edificio de la KGB, emblemático símbolo del inútil martirologio humano a causa de una ideología fallida, donde la emoción de un dolor que demorará muchísimo en que pueda ser llamado antiguo por los moscovitas, donde se patentiza a través de las voces y el llanto lento de parientes y amigos, el dolor y la vergüenza de un mundo que, a pesar de todo el horror, se niega a aprender sus lecciones.

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  • Frank Calzon
    October 31, 2020, 2:57 am

    La crónica de María Elena Cruz Varela como que nos lleva a Moscú a acompañar a los sobrevivientes y a recordar a los torturados y asesinados por Stalin. El pueblo ruso, como los alemanes después de Hitler, descubrieron los detalles terribles del despotismo estalinista. Para los cubanos que celebramos el derrumbe del comunismo europeo como si fuera nuestra propia liberación, la ceremonia y lo que significa, nos debe dar fuerzas para no descansar hasta que el régimen castrista, corrupto y asesino también sea el recuerdo de una dolorosa pesadilla.

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