“Los amarran con sogas, brazos y piernas estirados, a una cama de bastidor de metal trenzado o con un colchón lleno de chinchas y tienen que permanecer así por varios días, incluso defecándose y orinándose encima”, contó Cubalex.

#CIBERCUBA. Por Mónica Baró Sánchez.   | 25/05/2022 –

La organización jurídica independiente Cubalex denunció este martes la utilización en Cuba de una técnica de tortura conocida como “la fijación” o “el caballo”, que consiste “en esposar o amarrar a los reclusos a una cama y dejarlos así por períodos de tiempo que pueden alcanzar los cinco o seis días”.

El registro y descripción de la técnica fue posible gracias a los testimonios de los presos políticos cubanos Félix Navarro, Roberto de Jesús Quiñones, José Rolando Casares, Lázaro Díaz, José Díaz Silva, Alexis Sabatela, Maykel Castillo y Yunisbel Valido; quienes dieron fe de su implementación en las prisiones de Canaleta, en Ciego de Ávila; Agüica, en Matanzas; Guamajal, en Villa Clara; 1580, en La Habana; así como en otras de Pinar del Río, Camagüey y Guantánamo.

Cubalex precisa que en Canaleta y en 1580 le llaman “el caballo” y, en Guantánamo, “la fijación”. Además, en establecimientos penitenciarios de Guantánamo, Pinar del Río y Camagüey, se aplicaba en las enfermerías o centros de atención médica.

El periodista independiente Roberto de Jesús Quiñones, quien estuvo privado de libertad en la cárcel provincial de Guantánamo durante un año, aseguró que conoció de cinco casos que sufrieron esta tortura, dos de ellos compañeros de cubículo, y que pudo ver personalmente a un recluso siendo víctima de ella.

“En Guantánamo se hacía con el consentimiento de los médicos, por órdenes del jefe de la prisión, apodado Jackie Chan. Los amarran con sogas, brazos y piernas estirados, a una cama de bastidor de metal trenzado o con un colchón lleno de chinchas y tienen que permanecer así por varios días, incluso defecándose y orinándose encima”, contó Cubalex.

También el rapero Maykel Castillo, quien en estos momentos se encuentra en una prisión de máxima seguridad de Pinar del Río, testimonió haber sentido “los gritos de las personas que eran sometidas a esta tortura” y que cuando las devolvían a las celdas “relataban lo que habían sufrido y podía verse las marcas en tobillos y muñecas y la piel con múltiples picaduras de mosquitos”.

“En Agüica se solía castigar de esta forma a los que se autolesionaban. Podían ser fijados acostados o de pie, según contó Lázaro Díaz. José Díaz Silva mencionó el caso de Mario Alberto Hernández Leyva, a quien en la cárcel de Agüica lo esposaban a una cama, de manos y pies, y lo dejaban parado en esta posición durante períodos de tiempo prolongados, lo cual le provocó afectaciones severas en las piernas”, revela el comunicado de Cubalex.

Asimismo, la organización indica que en las cárceles de Camagüey a esta práctica le decían “sala de rehabilitación” y se llevaba a cabo “en un cubículo del puesto médico, que tenía tres camas sin colchón fijadas al piso”.

“Allí esposaban a los reclusos por diferentes períodos de tiempo, privándoles de ir al baño a hacer sus necesidades fisiológicas, de ingerir alimentos o tomar agua. Los guardias suelen introducirle en la boca a los prisioneros gasas o pedazos de telas para impedir que griten”, destacó.

Por otra parte, en Guamajal, “amarraban a las camas a los presos luego de golpearlos, con telas o sogas, y los hacían ver como personas con problemas psiquiátricos”.

Días atrás, Cubalex denunció otra forma de tortura que se ejecuta en cárceles cubanas y que se conoce como “la bicicleta”. Esta consiste “en esposar a los reclusos y lanzarlos escaleras abajo”.

La plataforma documentó la ejecución de “la bicicleta” igual a través de distintos presos políticos que estuvieron en las prisiones del Combinado del Este y Valle Grande (La Habana), Agüica, Guamajal, y Kilómetro 5½ (Pinar del Río).