Que el hombre piensa como vive es una verdad eterna. Una breve ojeada porlas redes nos permite ver con dolor como los conceptos cambian de acuerdo al entorno. No se piensa igual con los estómagos llenos que con los intestinos retorcidos. Puedo asegurar que la mayoría aplastante de los que permanecemos aquí adentro estamos en desacuerdo con la aplicación que se le da a la LEY de Ajuste Cubano (LAC) y su más aberrante apéndice: la política pies secos/pies mojados. No todos estamos dispuestos a oponernos públicamente en un asunto tan polémico y me atrevería a asegurar que ha tenido mucho más repercusión el acuerdo de ayer sobre la ya derogada política que la ola represiva efectuada el día anterior, algo que nos interesa más a nosotros que los intríngulis de un sector que (hasta ahora) nada tiene que ver con la libertad de Cuba, al no ser retardarla, pues siendo honestos, y ellos lo manifiestan públicamente, no les interesa la política. 

Tampoco tiene que ser privilegiado un médico sobre un bicitaxista, un cochero, un ingeniero, un maestro. Ah!, porque son esclavos, parece que a muchos se les ha olvidado que son precisamente los “misioneros” los que tienen el más triste aval como integrantes de las turbas castristas. Los cuatro millones de turistas que visitaron la Isla en 2016 y el aporte de los médicos en misiones en el extranjero no han impedido que la economía cubana esté atravesando por uno de sus peores momentos. 

El desacuerdo con la política de Barack Obama no puede prejuiciarnos a contradecir todo lo que emane de sus componendas con el castrismo, debemos circunscribirnos a nuestra más apremiante realidad.  Aquí hay dos bandos: los victimarios y las víctimas. Entre los primeros muchos padecen los males del sistema; entre los segundos, también, pero en este último hay un pequeño número de cubanos que se están echando la patria a cuestas.

“La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos (…)” . José Martí.