De los 600.000 autos que circulan en la isla, alrededor de la mitad tiene más de 30 años y, ante la falta de piezas de repuesto, los mecánicos improvisan hasta convertirlos en verdaderos Frankensteins rodantes.
De los 600.000 autos que circulan en la isla, alrededor de la mitad tiene más de 30 años y, ante la falta de piezas de repuesto, los mecánicos improvisan hasta convertirlos en verdaderos Frankensteins rodantes.
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