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  José A. Gutierrez-Solana

  October 6, 2020, 11:53 am

  Un hecho que demuestra la entereza de Elio Cuencio.
  En la cárcel "La Alambrada" de Manacas, Las Villas, en 1971 un grupo recibiría visita, que para los que estaban en "Mayor Rigor" era cada tres o seis meses. El preso Arnaldo Orozco fue conminado a que se bajara el calzoncillo a lo que se negó, los presos que estaban en el lugar se solidarizaron con él, también los que se encontraban al otro lado de la cerca. Cuando a Orozco lo conducían a las celdas de castigo se generalizó la protesta. Cuatro presos: Jover Cueva, “Pire” Hernández, Elio Cuencio y Rubén Blanco saltaron a la garita custodiada por un guardia desarmado, que ante la intensidad del momento no intentó detenerlos. Los que saltaron lo hicieron porque habían visto al Director del Penal, el Teniente Abrahán Claro, quien al percatarse que habían traspasado la cerca divisoria y avanzaban por el terraplén, había ordenado abrir fuego. Jover es alcanzado por una bala en el codo, los otros tres lograron seguir avanzando después de que son avisados que el Teniente Abrahán estaba escondido en el comedor. Lo encuentran, Elio Cuencio le dobla el brazo detrás de la espalda, Pire le agarra por el otro y lo llevan al terraplén como garantía que de esa forma corría peligro también la vida de éste, conminándolo a que detuviera el tiroteo. El guardia de la garita interior pide que se detenga el fuego para proteger la vida del Director.
  Muchos de los presos entendieron que si agredía al Director algo peor ocurriría y le gritaron a Elio, Martín y Rubén que desistieran; unidades de apoyo habían llegado al penal, el desenlace sería fatalmente impredecible. La cordura se impuso.
  El Teniente Abrahán Claro se marchó con el prototipo de militar vencido.
  Abrahán había ordenado los dos tiroteos que se produjeron en "La Alambrada" de Manacas. En el otro asesinaron a Oriol Acosta.

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