Domingo de Pasión – Ciclo B Primera lectura Lectura del libro de Isaías (50,4-7): Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni
Domingo de Pasión – Ciclo B
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (50,4-7):
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Palabra de Dios
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses (2,6-11):
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (15,1-39):
C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Él respondió:
+ «Tú lo dices.»
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.»
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?»
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. «¡Crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho?»
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. «¡Crucifícalo!»
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio– y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. «¡Salve, rey de los judíos!»
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos.» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.» Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. «¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.»
C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:
S. «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.»
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, jesús clamó con voz potente:
+ «Eloí, Eloí, lamá sabaktaní.»
C. Que significa:
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. «Mira, está llamando a Elías.»
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:
S. «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.»
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. «Realmente este hombre era Hijo de Dios.»
Palabra del Señor
2 comments
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Margarita Gutierrez-Solana
March 28, 2021, 10:17 amCopiado de reflexiones del Padre José Antonio Ciorda (Agustino Recoleto de la Parroquia San Agustín de Union City, NJ.).
REPLYEl Evangelio de hoy es el relato de la Pasión de Jesús según san
Marcos. Leámoslo detenidamente, con fervor y piedad, tratando de
comprender el amor de Dios al hombre a través de los sufrimientos y muerte
de Jesús por nosotros. Pidámosle perdón de nuestros malos andares y gracia
para corregirlos eficazmente.
La celebración de hoy, día de Palmas, está a caballo entre dos
celebraciones de gran importancia: el triunfo de Jesús, bendición y procesión
de ramos; y su obra redentora, mediante la pasión y muerte, lecturas de la
misa. El triunfo en Jerusalén, aunque momentáneo, anuncia y augura el
definitivo sobre todo poder adverso, cuando venga sobre las nubes como Rey
y Señor absoluto. Se nos invita a celebrarlo con aclamaciones y vítores. Su
obra redentora, por otra parte, guarda estrecha relación con él, dado que,
aunque de forma inesperada y prácticamente paradójica, Cristo surge
vencedor de la muerte, por haber muerto por nosotros. De ahí que, junto al
título Rey y Señor, haya de ser colocado el de Siervo de Dios. Hasta cierto
punto son el anverso y reverso de una misma medalla. Celebramos su triunfo y
su derrota; porque su derrota fue su más grandioso y sonoro triunfo. Nadie ha
podido y nadie podrá con él. “Hosanna en las alturas; bendito el que viene en
nombre del Señor”.
Jose A. Gutierrez-Solana
March 28, 2021, 10:43 amCopiado de de Predicaciones de los Padres Dominicos:
En un mundo “tan tolerante”, donde el hablar de Dios es signo retrógrado y de infantilidad intelectual, los seguidores del Resucitado tienen (tenemos) que salir a los distintos areópagos a proclamar que la vida, la resurrección, es una realidad espiritual incontestable.
Debe ser esta Santa Semana tiempo para que el cristiano confronte su proyecto de vida con el de Cristo. El asumir los triunfos y alegrías, las tristezas y las esperanzas propias, y de los demás –cirineos-, para que sean transformadas y resurgidas por y en la resurrección de Cristo en la Vigilia Pascual de la Noche Santa.
Fr. Carlos Recas Mora O.P.
REPLYConvento del Santísimo Rosario (Madrid)