EL DIARIO NY. diciembre 31, 2022. La preocupación por el estado de salud del papa emérito Benedicto XVI surgió el miércoles 28 de diciembre, cuando su sucesor Francisco reconoció que estaba “muy enfermo” y pidió “una oración especial” Numerosos fieles se habían congregado en distintas diócesis y templos de todo el mundo para rezar por
EL DIARIO NY. diciembre 31, 2022.
La preocupación por el estado de salud del papa emérito Benedicto XVI surgió el miércoles 28 de diciembre, cuando su sucesor Francisco reconoció que estaba “muy enfermo” y pidió “una oración especial”
Numerosos fieles se habían congregado en distintas diócesis y templos de todo el mundo para rezar por el Benedicto XVI.
Por: Marlyn Montilla Actualizado 31 Dic 2022, 8:43 am EST
El Papa emérito Benedicto XVI murió este sábado a los 95 años de edad en el monasterio Mater Ecclesiae de El Vaticano, donde residía desde su renuncia al pontificado en 2013, confirmó la Santa Sede.
“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano”, reza la nota oficial del Vaticano, en seis idiomas.
La preocupación por el estado de salud del Papa y teólogo alemán resurgió el miércoles 28 de diciembre, cuando su sucesor, Francisco, reconoció que estaba “muy enfermo” y pidió “una oración especial” a los fieles que asistían a su audiencia general.
Poco después, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, confirmó que la situación de Benedicto XVI se había “agravado a causa de su avanzada edad”.
El secretario personal del pontífice emérito, monseñor Georg Ganswein, había afirmado en repetidas ocasiones en los últimos años que éste era como “una vela que se apaga lenta y serenamente”.
Un día después, la Santa Sede aseguraba que Benedicto XVI había “logrado reposar bien en la noche, estaba absolutamente lúcido y atento” y permanecía “estable” pese a la gravedad.
Una situación que prosiguió el 30 de diciembre, cuando presentó unas condiciones “estables”, aunque se celebró una misa en su habitación.
Benedicto XVI había decidido pasar estos momentos en su estancia del monasterio en el que reside desde su histórica renuncia al papado anunciada el 11 de febrero de 2013 y consumada el 28 de aquel mismo mes, la primera vez en seis siglos, desde tiempos de Gregorio XII.
Tras conocerse su situación, numerosos fieles se habían congregado en distintas diócesis y templos de todo el mundo para rezar por él, siguiendo las indicaciones de Francisco.
Desde el 2 de abril, 2013, Ratzinger vivía rodeado de su “familia” vaticana, formada por su secretario, un médico, un enfermero y cuatro mujeres laicas consagradas del instituto “Memores Domini”, que pertenece al movimiento “Comunión y Liberación”, que se reparten las tareas de la casa y se ocupan de las necesidades del Papa emérito.
Benedicto XVI prometió mantenerse en silencio tras su renuncia en señal de respeto por su sucesor, aunque en algunas ocasiones había reaccionado a algunas cuestiones de actualidad que le afectaban de algún modo.
Por ejemplo, en febrero de 2022 pidió perdón por los abusos y errores ocurridos durante sus mandatos en los distintos cargos que ha ostentado, tras la divulgación de un informe sobre abusos sexuales a menores en Alemania en el que se le acusaba de estar al corriente en su época como arzobispo de Múnich (1977-1982).
“Una vez más sólo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica”, subrayó en un comunicado.
Había salido en muy pocas ocasiones de los muros leoninos, una vez para visitar a su inseparable hermano Georg en el hospital y en junio de 2020 cuando viajó hasta Ratisbona para verlo de nuevo pocas semanas antes de morir con 95 años.
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