Réquiem por la “revolución cubana”

Réquiem por la “revolución cubana”

Por Jorge Hernández Fonseca.   9 de Junio,  2021.   A mediados del Siglo XX, los partidos comunistas en Latinoamérica eran más que raquíticos, insignificantes. Cuba no escapaba a esa regla, aunque “El Soviet Caribeño” nos mostró una cara clandestina desconocida de ese partido en la isla y quizá, extendido también en toda América Latina. Sin embargo,

Por Jorge Hernández Fonseca.   9 de Junio,  2021.  

A mediados del Siglo XX, los partidos comunistas en Latinoamérica eran más que raquíticos, insignificantes. Cuba no escapaba a esa regla, aunque “El Soviet Caribeño” nos mostró una cara clandestina desconocida de ese partido en la isla y quizá, extendido también en toda América Latina. Sin embargo, existía en todo el Sub-Continente latino un fuerte sentimiento anti-norteamericano (por razones diversas) que ayudó a amplificar la llamada “revolución cubana” de 1959, con un líder joven y auto declaradamente “no comunista”, que llenó de esperanzas el campo político, no sólo cubano, como sobre todo, latinoamericano en general.

No me cabe duda que todo joven (o la mayoría de ellos) que se “alzaron en armas” contra la dictadura de Batista, tenía un cierto ideal de justicia social y de fuerte sentimiento de atender a los menos favorecidos. Muy pocos de ellos sabían entonces de la trama clandestina de los comunistas cubanos dirigidos desde Moscú, para aprovecharse de ese espíritu y cambiarlo por la sumisión a una ideología atea y discriminatoria, que cimentó su implantación basado en bajos sentimientos de envidia y odio hacia los favorecidos, pensando en un disfrute que nunca llegó.

¿Dónde ha ido a parar ese sentimiento noble hacia los pobres, presente en los “alzados” (ahora ricos) que bajaron de la Sierra Maestra en 1959? ¿Cómo es posible que un grupo pobre de mestizos de un barrio marginal sean perseguidos como si fueran los “explotadores” que odiábamos en el 59? ¿Dónde ha ido a parar el sentimiento social de una revolución que se ha perdido en un afán innoble de mantener “el poder” a toda costa y a todo costo? ¿Cómo una revolución que luchó contra esbirros policías de baja calaña ha generado a los policías políticos que hoy mandan y desmandan en la isla cárcel sin ley ni orden, dejando a los “esbirros de Batista” como si fueran aprendices de un kindergarten inocente de “hermanitas de la caridad”?

¿Cómo pueden justificar las llamadas “generaciones de la continuidad” (Díaz Canel y comparsa) la opresión que ahora encabezan, la pobreza que ahora defienden, la ignominia que se empeñan en justificar y la falta de horizontes que ensamblan contra los cubanos? ¿A nombre de qué, o de cual sustrato ideológico? que no sea la filosofía del abuso, de la imposición, del hambre y la falta de futuro de las nuevas generaciones de cubanos, que lo que quieren es un lugarcito de acceso a los bienes materiales que le corresponden por ser humanos del Siglo XXI.

Como cubano, el sentimiento que me embarga después de 62 años de “revolución discriminatoria” contra el sufrido pueblo cubano, aplicada contra una Nación que había ganado por mérito propio un lugar en el concierto de las naciones libres, de los países en pleno desarrollo económico y de una democracia con altos y bajos, pero donde disentir del gobierno no era penalizado y donde personas que había asaltado a tiros un cuartel del ejército estaban libres en la calle haciendo política. Esa era nuestra República: imperfecta pero potable.

La que un día fue “revolución cubana” acabó, porque las órdenes desde Moscú lo decidieron y el líder joven y carismático cambió su tino libertador y democrático (que realmente nunca tuvo) por la adulación perpetua del mundo comunista. ¿Por qué los jóvenes de hoy tienen que seguirla?

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